Cuando hablamos de mantenimiento automotriz, hay piezas que solemos pasar por alto... hasta que fallan. Uno de los ejemplos más comunes (y costosos si se ignoran) son los soportes de motor.
Estos pequeños pero vitales componentes son los encargados de sujetar el motor al chasis del vehículo, amortiguar vibraciones y permitir un funcionamiento estable durante la conducción. Pero, ¿qué pasa cuando solo se reemplaza uno y se dejan los demás viejos?
La mayoría de los autos tienen entre 3 y 5 soportes de motor (también conocidos como “bases”), distribuidos estratégicamente para sostener el motor y, en algunos casos, la transmisión.
Están compuestos por una estructura metálica y una pieza de goma o material sintético que absorbe las vibraciones.
Cuando un soporte falla (se rompe o se reseca), es común que el mecánico o el usuario decida reemplazar solo ese soporte. A corto plazo puede parecer una solución práctica y económica, pero a mediano plazo puede traer más problemas que beneficios.
Algunas señales claras de que tus soportes necesitan atención:
Los soportes de motor no son costosos, pero pueden causar daños caros si no se reemplazan correctamente. Cambiar todos al mismo tiempo es una inversión inteligente para asegurar que tu motor funcione sin sorpresas.
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